10 de septiembre de 2015
Conversatorio
literatura y periodismo, con Julio César Londoño, Santiago Gamboa y Juan
Fernando Merino, con Catalina Villa, directora de la revista Gaceta.
6:30 Centro Cultural, inicio de la
charla, yo ausente. Entre los horarios apretados y los embotellamientos
vehiculares de las seis de la tarde
en Cali, llegué a las 6:45 cuando muy a
mi pesar, ya había comenzado el evento. Buena asistencia.
Traté de concentrarme
en lo que se estaba hablando en ese instante, para poder hilar de algún modo
las ideas y entender en qué punto estaba la charla. Es allí cuando te das
cuenta que la puntualidad no tiene precio.
La charla giró en
torno a la relación entre periodismo y literatura, oficios que tienen en común
los tres invitados, y que combinan entre sí, como lo hicieron también grandes
de la historia como Gabriel García Marquez y Truman Capote.
Cada escritor
compartió sus anécdotas, contando por ejemplo sobre cómo textos periodísticos,
como las crónicas, se convirtieron en piezas literarias. Tal es el caso de la
crónica “La matrona babilónica”, realizada por Julio César Londoño y basada en
un personaje real de Palmira, Fidelina Daza Montealegre, que con recursos
literarios el escritor logró no solo hacer una crónica sino una pieza bien
escrita, agradable, casi como un cuento. (aunque se ganó un premio como
crónica).
Catalina Villa pregunto sobre cómo el trabajo de
verificación de datos, consulta de documentos, confrontación de fuentes y otras
herramientas del periodismo, les han servido a su oficio literario.
Juan Fernando Merino confirmó que todas las etapas y
experiencias que vivió como periodista fueron ayudándole en su desarrollo como
escritor de literatura, pero también su práctica literaria le ayudó en el periodismo,
combinando las herramientas de ambos oficios.
Santiago Gamboa, comentó que escribir con el reloj como
le toca muchas veces a los periodistas, es algo fundamental también para un
novelista, aunque muchos dicen que la velocidad puede ser negativa para la
literatura, en concepto de Gamboa cada escritor tiene su tiempo, hay quien
escribe una novela en diez años, lo que no tiene nada de malo, es su tiempo,
pero otros escritores pueden hacer una novela en muy corto tiempo y en el
periodismo esa disciplina, esa manera de ir contra el tiempo, de viajar, de
enfrentarse a su trabajo cada noche en su hotel cuando él era corresponsal de
guerra, le permitió descubrir un gran placer en estar allí solo, en el hotel,
con su máquina de escribir primero, luego con su portátil y esto es una
herencia del periodismo.
Para Julio César Londoño la relación entre la literatura
y el periodismo es una de las relaciones más fecundas. Considera que la
literatura le aportó al periodismo cosas como: manejo de estructuras, espacios
y tiempos, la introducción de los diálogos que no existían antes.
Julio César también recordó hechos históricos al
respecto, entre estos que en Colombia el matrimonio entre el periodismo y la
literatura inició a mediados del siglo pasado con periodistas-escritores como
García Marquez y Cepeda Zamudio.
Posteriormente la moderadora introdujo a los panelistas
en el tema de las biografías, comentando que Julio César Londoño está trabajando
en la biografía de Manuel Carvajal Sinisterra, personaje que hizo parte de la
historia de Cali.
Santiago Gamboa un furibundo lector de biografías y Juan
Fernando Merino que ha escrito biografías y está escribiendo en este momento
una sobre los hermanos Patiño, columnistas muy reconocidos en el Valle.
La pregunta fue sobre cómo fusionan, al escribir una biografía,
las herramientas de ambos oficios: el literario y el periodístico.
Juan Fernando Merino contó que sus inicios fueron en el
periodismo cuando hacía perfiles de personajes para sus artículos, pero le
gustaba investigar más sobre dichos personajes, lo que lo fue llevando más el
aspecto biográfico. Luego fue contratado para hacer un trabajo familiar sobre
la biografía de Ernest Delima y llegó a investigar sobre seis generaciones de
esta familia.
Santiago Gamboa comentó que efectivamente le gustan las
biografías, pero no todas, prefiere siempre las biografías sobre los escritores
que admira, aunque narrar cualquier vida es fascinante si está bien escrita,
todo depende del narrador, del biógrafo, pero particularmente las de escritores
le parecen especiales, pues si están bien escritas se adentran profundamente no
solo en su vida, sino también en su obra literaria.
Julio César Londoño compartió que alguna vez lo
contrataron para hacer la biografía no de una persona sino para narrar la
historia del Ingenio Manuelita y disfrutó mucho la investigación de como el
ingenio fue hecho en Glasgow y el camino que hizo en cajas hasta el Valle del Cauca,
en barco, trenes y mulas y con una cantidad de inconvenientes anecdóticos.
En cuanto a la biografía de Manuel Carvajal Sinisterra
comentó que inicialmente duró dos años buscándole el lado oscuro de su vida,
porque le parecía increíble que hubiera sido tan bueno, pero que realmente se
encontró con un personaje que en su corta vida, murió a los cincuenta y cinco
años, participó en más de cuarenta y cinco grandes proyectos que impactaron
positivamente la región.
Este género biográfico comenta Londoño, le parece muy
interesante, es donde pueden concurrir herramientas del ensayo, la literatura y
el periodismo. Por ejemplo, las del ensayo se utilizan a la hora de hacer análisis
desde la obra del biografiado, pero cuando se va a narrar la parte de la vida
del personaje si se apega a la literatura.
Un buen biógrafo, para Julio Cesar, puede mediante el
lenguaje dar a conocer vidas de cualquier tipo de personajes, incluso
científicos, matemáticos, biólogos, donde de manera hábil retire “la hojarasca”
del lenguaje científico y técnico y
convierte la historia en un bonito texto literario.
Las preguntas del público finalizaron una sesión agradable, informal,
llena de anécdotas y puntos importantes que dejan clara la buena relación que
han tenido los oficios de periodismo y la escritura literaria.
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